sábado, 16 de mayo de 2015

Historia del maquillaje

El origen del término maquillaje se debe en sentido etimológico a “Maquillage” (pintura del rostro de los actores de teatro en el siglo XIX en Francia). Sin embargo, su historia ha ido evolucionando a lo largo del tiempo hasta llegar a categorías tan avanzadas como lo que hoy conocemos como optocosmética.

El origen del maquillaje se remonta a muchos siglos atrás. A lo largo de los años hemos descubierto diferentes conceptos sobre la cosmética de color, cuyas formas y significados han ido variando en función de las civilizaciones, de la época y del lugar.

 
La gente se maquilla desde la antigüedad, de diferentes maneras y con diferentes artilugios, pero en el fondo siempre surge la misma idea, estar más atractivos mejorando nuestro aspecto externo.
Hoy, el maquillaje se utiliza como "arma" de seducción, es indudable que es más atractivo un rostro bien maquillado porque con ello se pueden realzar los rasgos más bonitos y esconder los menos agraciados.
Quizás será más fácil hacer un viaje en el tiempo y por antiguas civilizaciones para observar cómo ellos hicieron uso de los cosméticos y de qué forma los obtenían.
 
 
 
Egipto
 
Para los egipcios el canon de belleza consistía en lucir una piel bronceada, unos ojos grandes y delineados en forma de pez en color oscuro, labios coloreados en tonos terracota, cejas cuidadísimas en su diseño y más propias de maquillaje de hoy en día como el coloreado de los párpados. Por ejemplo, en el conocido busto de la reina Nefertiti se puede apreciar que el diseño del maquillaje que luce su rostro, algo suavizado en sus líneas y tonos, resulta muy contemporáneo y actual.
 
 
 
Romano
 
La damas que vivieron en la antigua Roma tenían una agenda repleta de reuniones sociales a las que les gustaba asistir impecables. Tanto el peinado, el tocado como su maquillaje estaban cuidadosamente estudiado para resplandecer durante los actos en sociedad.
El canon romano de belleza retrata a una mujer con la piel muy blanca y de mejillas sonrojadas. Como en muchos otros lugares, una piel blanca era sinónimo de nobleza debido a que distinguía a aquellas mujeres que trabajaban en el campo o al aire libre de las que no.
 
 
 
Edad Media y Renacimiento
 
En la Edad Media, cualquier arreglo personal femenino estaba mal considerado a no ser que fuera el cabello; las damas medievales llevaban el cabello larguísimo y, recluidas en sus castillos, esperaban las visitas de mercaderes ambulantes para comprar bálsamos, artículos de tocador y hierbas. Sin embargo, el cuidado personal pasaba a ser considerado indigno y ofensivo.

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